domingo, 2 de agosto de 2009

José Antonio Griñán: «Hay que devolver a la ciudadanía la idea de que la educación es lo importante»

José Antonio Griñán cumple hoy domingo cien días como presidente de la Junta de Andalucía. Más allá del balance convencional al que la fecha obliga, en esta entrevista enuncia las grandes líneas de su proyecto político, un programa que quiere que trascienda incluso su propio mandato y siembre un futuro a largo plazo.


La prioridad absoluta por la educación tendrá reflejo en los presupuestos, «fuera del alcance de la discusión» dice, a pesar de ser año de restricciones.


-A estas alturas ya se han hecho todos los balances posibles de estos primeros cien días de Gobierno. Me interesa más su impresión personal, ¿cómo ha vivido estos tres meses largos?

- Tengo la sensación de que este es un trayecto que dura 16 meses, los que llevamos de legislatura, cuando asumo la responsabilidad de vicepresidente. Cierto que en un momento determinado llego a la presidencia, pero como la crisis era el monotema, los objetivos fundamentales han sido los mismos. No ha habido un cambio brusco en mis prioridades. Eso sí, he intentado impregnar un poco de mí mismo y de mi mirada sobre Andalucía los objetivos del Gobierno, quizá porque por mi edad me gustan las cosas a largo plazo. Cuando uno tiene todos los años que llevo yo en política se da cuenta de que lo inmediato puede resolver algún problema pero no soluciona el problema. He tenido que convencer a muchos compañeros de partido, porque la política se ha convertido en algo muy inmediato, pero he preferido mirar a medio y largo y por eso la educación es el objetivo fundamental de mi presidencia.

- De hecho, en su discurso de investidura hay algo más que un programa para la media legislatura que queda. Un proyecto para varios mandatos. ¿Tanto piensa quedarse?
- Decía CC OO, con mucho acierto, que la concertación debe poner la luz larga. También la política, porque da lo mismo quién va a estar gobernando dentro de diez años, lo importante es que aquello para lo que trabajas, tu tierra y tu gente, esté mejor para entonces. No es que yo tenga aspiración de eternizarme en el cargo, sino que creo que los problemas de Andalucía requieren muchos años.

- Esas alusiones a su edad siempre dan que hablar. Se levanta la oposición y denuncia provisionalidad...
- Cuando hablo de edad hablo de algo obvio. No puedo pensar en dentro de 12 años, que tendré 75 y pasará lo que sea. En mí mismo pienso en el corto plazo, esta legislatura y la que viene, pero en Andalucía pienso en la que van a vivir mis nietos, cuya edad madura seguramente no conoceré.

- Hablemos de septiembre. ¿Cuáles serán las prioridades para el próximo curso político?
- La prioridad es la educación y no debe haber otra. Hay temas que son importantes, algunos son urgentes y otros más que urgentes, necesarios. Lo fundamental es mejorar la educación.

- ¿De qué análisis parte?
- Cualquier andaluz imparcial, se dará cuenta de que todos hemos desistido un poco de la educación. Cuando digo todos me estoy refiriendo a todos, a la sociedad en su conjunto, y tenemos que rearmarnos. Blanco White, que debería ser una lectura obligatoria en los colegios, decía que en España los grandes conflictos no son entre ricos y pobres ni entre hidalgos y nobles, sino entre la educación conservadora y la liberal. Añadía que si cada uno escuchara al otro tendríamos esa educación que necesita nuestro país. Todos los que tenemos algo que decir en esta materia hemos que escucharnos y comprometernos. Los padres, no delegando la educación de nuestros hijos; los profesores, recuperando el espíritu vocacional que debe proporcionar también un entorno mucho más agradable, y los alumnos, respetando y aprendiendo. Si lo logramos, Andalucía dentro de 20 años será mucho mejor.

- Pero ¿cómo lo va a hacer? No hay Gobierno que no aspire a mejorar la educación. - Vamos a aprobar ya mismo el reglamento de centros. El centro escolar es el unidad básica de entendimiento. Ahí es donde se tiene que producir el gran consenso. Yo no estoy hablando, aunque también, de consensos políticos, que la consejera ha ofrecido ampliar al PP, hablo de buscar en los centros escolares esa compenetración de propósitos entre todos, padres, alumnos y profesores. Para ello también es muy importante esa pedagogía social que tiene que existir del trabajo bien hecho, del estudio, como valores sociales predominantes.

- ¿Quiere volver a los uniformes?
- Lo que he dicho es que vería muy bien que cada centro, de común acuerdo con los padres, decidiera poner uniformes.

- La recuperación del principio de autoridad ¿cómo la concibe?
- Si por autoridad entendemos el ordeno y mando digo que no. Yo ya tuve esa experiencia. Me eduqué en una España donde a los alumnos nos golpeaban, nos obligaban a rezar, incluso a cantar el 'cara el sol'. Eso no lo quiero ni de lejos. La cuestión es otra. La autoridad se tiene o no se tiene, pero no se ejerce a través de órdenes. Cuando se tiene no hace falta más. Yo hablo de la autoridad del saber, del conocimiento, de la experiencia. Lo que hay que recuperar no es la autoridad. Es el respeto.

- ¿Usted cree que mayo del 68 fue el comienzo de todos los males?
- El 68 rompió esta situación que le acabo de decir, por lo tanto no es malo. Lo que se ha producido no tiene nada que ver con el 68, no nos engañemos, sino con la delegación de la educación. No es la permisividad, sino la falta de compromiso con la educación de muchos padres. Si pones la TV permanentemente al niño, si buscas siempre baby-sitters, no eres permisivo por convencimiento.

- La alarma por los recientes delitos cometidos por menores ha devuelto la mirada a la crisis de valores de la sociedad. ¿Cómo lo ve?
- Hasta la gente que más defiende la sociedad, cuando falla mira a la institución, mira a lo público, ¿no se ha dado cuenta de eso? Quien más defiende lo privado rechaza que la responsabilidad esté en el ámbito privado. Cuando me dicen que lo que falla es la escuela digo que no, lo que fallan son los padres. La educación no se delega. Tendremos que hacer un examen de conciencia y ver si nosotros, como personas sociales, estamos haciendo bien las cosas.

- Ese cambio de modelo social que busca, centrado en el mérito y el esfuerzo, ¿cómo se compadece con una sociedad en que los héroes son los 'triunfitos' y no los premios nacionales de bachillerato?
- No es tan difícil. De esto sí he hablado con Pablo Carrasco, el director de RTVA, y con otros muchos directores de medios, es algo que tendremos que hacer con los formadores de opinión. Vamos a ver si entre todos conseguimos, incluso con programas específicos, devolver a la ciudadanía la conciencia de que eso es lo importante. Estoy convencido de que lo que le hace falta a los andaluces, además de autoestima, es tenerla por algo razonable. Estar contentos por nosotros mismos y por lo que somos y hacemos. Eso es misión de la política, que no puede convertirse en una subasta de a ver quién da más -y nunca decimos que lo que damos lo hacemos con el dinero de todos- sino que se convierta en un foro de debate entre todos para buscar objetivos que la sociedad pueda compartir. Luego los puntos de vista pueden ser diferentes, pero en educación creo que tenemos un campo para el consenso.

- Ese modelo de cultura del mérito implicaría también un cambio en el modo de acceso a la política, a la Administración.
- Yo soy servidor público desde hace 39 años. Y como funcionario público, en un alto cargo o no, siempre me he sentido servidor público y cuanta gente ha trabajado conmigo siempre ha sido seleccionado por el principio del mérito y capacidad. Eso es fundamental. No quiero sustituir la política por la tecnocracia. Quiero que la política la hagamos los políticos y luego la Administración la ejecute por profesionales.

- Su anunciada reforma de la Administración ¿hasta dónde llegará? ¿se puede sostener, con esta crisis, un aparato administrativo, un modelo de Estado como el actual?
- No es verdad, el aparato administrativo de España es inferior a la mayoría de los países europeos en términos de funcionario por habitante. Tenemos que tener los funcionarios justos, pero todos ellos bien formados, inicialmente y a lo largo de toda su vida. Debemos reforzar su formación permanente.
Sostenibilidad

- El nuevo lema de sostenibilidad ¿qué significa? ¿es un hallazgo de algún 'think-tank marketiniano'?
- Viene a decir que lo que estamos haciendo hoy sea válido dentro de muchos años. Es una idea que ahora se ilumina porque le ha puesto los focos el Gobierno de España, pero lleva ya muchos años en Andalucía. No solo en la segunda modernización, sino también en el VI acuerdo de concertación social y la Estrategia de Competitividad, con los que tuve algo que ver.

- ¿Se refiere al medio ambiente, el uso de la energía, etc?
- No es solo eso: se trata de que toda nuestra actividad económica y social, sin agotar los recursos, tenga el componente y el objetivo de la calidad y perviva en el futuro no gracias a un desplome de los costes laborales sino a una oferta cada vez mejor. Afecta a todos los sectores. Por ejemplo, una construcción sostenible incluye la vivienda sostenible. Las nuevas normas de edificación y uso de la energía doméstica hablan de una nueva forma de hacer. Otro tanto en el turismo, en el sector agroalimentario, donde biotecnológicamente somos los mejores, etc.

- ¿Qué importancia le atribuye de cara al nuevo modelo de sociedad, al que estamos abocados?
- Mucha, porque luego viene la segunda parte, que es la sostenibilidad social. Hemos de ser económicamente competitivos por nuestra oferta de calidad, pero también una sociedad más cohesionada. Lo primero de todo, la educación, pero también la salud. Tenemos que pensar en la natalidad, en la investigación biomédica, en prolongar la vida, y en una sanidad y un envejecimiento activos. El problema demográfico lo tenemos encima y no lo vemos. Está muy relacionado con las políticas de igualdad. No se puede mantener un país con esos horarios que impiden cuidar de los hijos. Tenemos que empezar a pensar que a lo mejor hay que darse más madrugones, pero trabajar hasta una hora compatible con el horario escolar. Los niños no pueden educarse con la televisión y el colegio.

- La igualdad ha sido una característica de su discurso, con iniciativas como los Presupuestos en clave de género. ¿Cómo va a impulsarlos desde la Presidencia?
- No tengo nada que impulsar, pues está Carmen Martínez Aguayo, consejera de Economía, que es la verdadera autora de ese tema, ella será la protagonista.

- Sí, pero a partir de ese instrumento ¿qué medidas puede adoptar?
- Un objetivo claro sería hacer compatibles los horarios laborales con los escolares, con el modo de compartir la vida las familias. Sería un objetivo magnífico, a ver si lo metemos en la concertación social, un gran paso adelante.

- ¿Usted concilia?
- Muy poquito, pero además somos abuelos y la vida ya es más fácil de conciliar. Pero cuando se pone enfermo alguno de mis nietos en el colegio quien coge el coche y va es Mariate (su mujer), porque yo igual estoy fuera de Sevilla...

- Los próximos Presupuestos serán los suyos de verdad, después de haber elaborado tantos. Ahí sí que tendrá que conciliar la realidad y el deseo, los proyectos y la crisis.
- Hay en mi Gobierno un enorme respeto por la consejera de Economía, y sobre todo por la realidad. Cuando la consejera ha informado sobre la evolución de los ingresos, la previsión para el año que viene y el hecho de que no va a poder ser un año de crecimiento y que sólo hay una prioridad fuera del alcance de la discusión, que es la educación, las caritas que yo he visto, aunque serias, eran de aceptación. O de resignación (ríe). Les he dicho que los políticos se demuestran cuando se tiene un presupuesto menor. Aunque es bajo comparándolo con el más alto de la historia de Andalucía, el 2008, así que tampoco es para tanto.

- La oposición del PP ha valorado que no hay cambio, sino continuismo y censura la falta de pactos. ¿Le concede una cierta razón?
- El PP tiene una costumbre curiosa, que psicológicamente es muy interesante. Exorcizan. Aquello que ellos padecen tratan de transferirlo a su opuesto. Dicen «el proyecto de Chaves es un proyecto agotado» y lo dicen de una persona que ganó todas las elecciones a las que se presentó y las últimas por mayoría absoluta. Lo dice alguien que perdió tres elecciones. Lo último ha sido «este tiene problemas internos en el partido». Yo he sido elegido por unanimidad de consejos provinciales, ejecutiva regional, comité director y federal... Te das cuenta de que los problemas del PP son internos. Y otra cosa que no comparto, porque no he entrado nunca: tienen la costumbre de descalificar personalmente. Si usted recopila los adjetivos que han dicho sobre mí en los tres meses que llevo, son un intento de minar la moral del adversario. Decía Von Clausevich que si le quitas la voluntad al enemigo ya le has ganado. Bueno, pues a mí me sirve de acicate. Cuando uno usa un adjetivo de otro se califica más a sí mismo.

- La secretaría general, el control del partido, el fin de la bicefalia ¿le parece urgente?
- Mi partido es democrático, de múltiples asambleas, de un debate intenso. Lo fundamental en él es tener autoridad y que el partido esté contigo, no tratar de controlarlo. Sí digo, que me siento muy cómodo en el partido y sobre todo muy cómodo con la secretaría general de Manuel Chaves.
Perspectivas económicas

- ¿La concertación andaluza se verá afectada por el clima nacional?
- Hay una cierta interferencia, porque una de las partes que está en la mesa estatal es Santiago Herrero, pero nosotros siempre hemos hecho una concertación a medio y largo plazo, para intentar llevar a la práctica el programa económico del Gobierno, por lo tanto tiene medidas de alcance, no solo cuestiones concretas.

- ¿Qué ha pasado en la concertación nacional?
- Que se han llevado reivindicaciones muy puntuales. Pero el error mayor ha sido no darse cuenta la CEOE que hay una parte de su pliego de condiciones que afecta a un consenso básico, el Pacto de Toledo. Para cambiarlo tendría que volver a convocarse la mesa del Pacto, que la forman todos los partidos del Parlamento. El Gobierno no puede dar un paso en la dirección que quiere CEOE sin romper el Pacto de Toledo.
- ¿Piensa en la gente que está perdiendo su trabajo, gente a veces con muchos años, que de pronto se ve en la calle y sin expectativas? ¿en los que temen perderlo, en las familias sin prestaciones? Decía Gadamer que lo único que no hay que olvidar es que el hombre no puede vivir sin esperanza
- La esperanza hay que mantenerla siempre. El problema es que esta es una crisis de la que no tenemos experiencia. Todas han sido, al menos las que yo he conocido, o crisis de oferta, porque se había producido un choque muy brusco de los precios de la energía, o de demanda, por inflación. Pero ésta no, esta es una crisis del capital, del dinero. No teníamos precedentes.

-¿Qué perspectivas ve usted?
-Yo creo que se han tomado medidas que han solucionado la catástrofe, que han impedido que esto se desplomara totalmente. Ha sido buena la llegada de los programas de Obama, que el G20 concertara medidas, pero no estoy seguro de que esto haya terminado. Mientras no fluya el dinero vamos a tener problemas. La Junta de Andalucía ha hecho un programa de activos financieros, estamos tratando que no se caiga del todo la construcción, somos la única administración que ha completado el plan de empleo local con 360 millones, que se dice pronto. Espero que el año que viene sea mejor que éste.

-Siga la frase, al estilo de Martin Luther King: He tenido un sueño...
-Andalucía será mucho mejor cuando todos hagamos lo que estamos haciendo, pero haciéndolo mejor.




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