El primer día salieron a por todas, con ganas de agradar y de entender a su público. Los profesores del IES Rosaleda, comensales del desayuno, tenían que hablarles en inglés. Los alumnos de Hostelería ya les habían informado a través de un díptico ilustrado con dos camareros dibujados con personajes de cómic y encabezado por la palabra Breakfast. Debajo, los chicos interactúan: Don´t leave us alone (No nos dejes solos). Please, come and visit us.
Dicho y hecho. Todos los jueves los doce estudiantes de grado medio de Hostelería de Servicio y Restauración esperan a sus conocidos clientes a las 10,45. Todos perfectamente uniformados, con una sonrisa en sus caras y con el 'chip' británico. Ganas no le faltan. A la llegada, uno de los profesores se disculpa: «Yo de English, petit», dice mezclando su segura inclinación francófona con las ganas de agradar. Otros más listos esperan a que los más dispuestos pidan lo que quieren desayunar y entonces, 'voilà', se decantan por un simple y sencillo: «The same, please», que aprendieron el primer día para decir que querían lo mismo que el de al lado sin casi ni siquiera abrir la boca, como cuenta jocosa una de las profesoras que coordina esta actividad, Elena Llera, junto a Francisco Muñoz, profesores del Servicio en restauración.
Alejandro Navarrete, de 18 años, muy dispuesto, se dirige hacia el visitante: What do you want? (¿Qué quiere?), pregunta en un inglés algo atascadillo pero con mucha voluntad. «Just an orange juice, please» (sólo un zumo de naranja, por favor), le contestan. Entonces, lleva su mano a la libretilla y lo apunta literal. «Uf, prueba superada», debe pensar mientras se dirige con la comanda hacia la cocina. Esta actividad se ha puesto en marcha este año en el instituto Rosaleda puesto que el grado medio de Hostelería ha conseguido la calificación de bilingüe por la Consejería de Educación, y tal distinción merece un esfuerzo. «Lo pensamos como actividad para complementar los conocimientos de los alumnos en inglés», subraya Elena. «Ahora estamos realmente sorprendidos porque sacan mejores notas en inglés que en español», reseña.
Pero volviendo al 'breakfast' lo más interesante, sin duda alguna, es intentar aprender a decir pitufo catalana en inglés que, obviamente, y dado la imaginación de los asistentes, todos españoles, tiene múltiples formas de llamarse. Desde el todo seguido 'toast with oil, tomato and ham' (tostada con aceite, tomate y jamón), el cortito catalana sandwich, o el más correcto, según la profesora asistente de conversación, Kelly Kamnikar, que sería white bread sandwich of catalana que, por largo, obviamente no utiliza casi nadie. Eso sí, el please que no falte.
La mesa de Lola, Esteban y Juan Antonio está de lo más animada. Lola, que es profesora de Ciencias, está encantada con la iniciativa, sobre todo porque ha decidido apuntarse también en inglés en la escuela de idiomas. «Todo sea por mejorar», mientras degusta un 'coffee with milk' (café con leche). Y Esteban se atreve con un 'american te' (té americano sólo con leche). Juan Antonio Valero se afana en decir que está 'fine' (bien) con un buen acento inglés, pese a que nunca lo ha estudiado. Todos disfrutan de un momento divertido, que se repite cada jueves. La única pena es que sólo sea para los miembros del instituto, aunque a los visitantes de esta jornada les agasajen con una pequeña exquisitez: 'King's cake', un roscón de Reyes.
Dicho y hecho. Todos los jueves los doce estudiantes de grado medio de Hostelería de Servicio y Restauración esperan a sus conocidos clientes a las 10,45. Todos perfectamente uniformados, con una sonrisa en sus caras y con el 'chip' británico. Ganas no le faltan. A la llegada, uno de los profesores se disculpa: «Yo de English, petit», dice mezclando su segura inclinación francófona con las ganas de agradar. Otros más listos esperan a que los más dispuestos pidan lo que quieren desayunar y entonces, 'voilà', se decantan por un simple y sencillo: «The same, please», que aprendieron el primer día para decir que querían lo mismo que el de al lado sin casi ni siquiera abrir la boca, como cuenta jocosa una de las profesoras que coordina esta actividad, Elena Llera, junto a Francisco Muñoz, profesores del Servicio en restauración.
Alejandro Navarrete, de 18 años, muy dispuesto, se dirige hacia el visitante: What do you want? (¿Qué quiere?), pregunta en un inglés algo atascadillo pero con mucha voluntad. «Just an orange juice, please» (sólo un zumo de naranja, por favor), le contestan. Entonces, lleva su mano a la libretilla y lo apunta literal. «Uf, prueba superada», debe pensar mientras se dirige con la comanda hacia la cocina. Esta actividad se ha puesto en marcha este año en el instituto Rosaleda puesto que el grado medio de Hostelería ha conseguido la calificación de bilingüe por la Consejería de Educación, y tal distinción merece un esfuerzo. «Lo pensamos como actividad para complementar los conocimientos de los alumnos en inglés», subraya Elena. «Ahora estamos realmente sorprendidos porque sacan mejores notas en inglés que en español», reseña.
Pero volviendo al 'breakfast' lo más interesante, sin duda alguna, es intentar aprender a decir pitufo catalana en inglés que, obviamente, y dado la imaginación de los asistentes, todos españoles, tiene múltiples formas de llamarse. Desde el todo seguido 'toast with oil, tomato and ham' (tostada con aceite, tomate y jamón), el cortito catalana sandwich, o el más correcto, según la profesora asistente de conversación, Kelly Kamnikar, que sería white bread sandwich of catalana que, por largo, obviamente no utiliza casi nadie. Eso sí, el please que no falte.
La mesa de Lola, Esteban y Juan Antonio está de lo más animada. Lola, que es profesora de Ciencias, está encantada con la iniciativa, sobre todo porque ha decidido apuntarse también en inglés en la escuela de idiomas. «Todo sea por mejorar», mientras degusta un 'coffee with milk' (café con leche). Y Esteban se atreve con un 'american te' (té americano sólo con leche). Juan Antonio Valero se afana en decir que está 'fine' (bien) con un buen acento inglés, pese a que nunca lo ha estudiado. Todos disfrutan de un momento divertido, que se repite cada jueves. La única pena es que sólo sea para los miembros del instituto, aunque a los visitantes de esta jornada les agasajen con una pequeña exquisitez: 'King's cake', un roscón de Reyes.
Más información en
The first day they went all out to please, and understand, their customers. They had to serve breakfast to their teachers at La Rosaleda secondary school, and they had to speak to them in English. The students at the Hotel and Catering school had already informed them of the project in a leaflet on which they had drawn two waiters with cartoon characters. At the top it reads 'Breakfast', and at the bottom the young students are saying: "Don't leave us alone" and "Please, come and visit us".
No sooner said than done. Every Thursday the 12 students on the Hotel and Restaurant Service course wait for their familiar customers at 10.45 a.m. All in spotless uniforms, with smiles on their faces, and their British hats on. Or at least they try. They are not short of enthusiasm.
On arrival one of the teachers apologises: "Yo, de English, petit", he says, mixing in his clear inclination towards French with his desire to please. Other cleverer customers wait for their better prepared colleagues to order what they want for breakfast and then, opt for the simple "The same, please". They learned this phrase on the first day as a way of avoiding having to open their mouths, explains an amused Elena Llera, one of the restaurant service teachers who coordinates the activity along with Francisco Muñoz.
An eager Alejandro Navarrete, 18, approaches the visitor: "What do you want", he asks in a somewhat stilted English, but with all the will in the world. "Just an orange juice please", is the reply. Then he gets out his notepad and writes it down, word for word. "Phew, I passed that test", he must have been thinking after taking the order to the kitchen.
The activity has been set up this year at La Rosaleda after the Hotel and Catering School, gained the 'bilingual' distinction from the department of Education, which in itself is worth making an effort for. "It was conceived as an activity to complement the students' knowledge of English", highlights Elena. "Now what really surprises us is that they get better marks in English than in Spanish".
(....)
The table occupied by Lola, Esteban and Juan Antonio is one of the livliest. Lola, a Science teacher, loves the initiative, mainly because she has started English classes at the language school. "Anything to improve", she says as she drinks her "coffee with milk". (...) They all enjoy this fun break, every Thursday morning. (...)